INCOHERENCIA ESTATAL
Por Harold Wilson Montúfar Andrade
Era el año de 2004, en la tierra ganadera de Córdoba, a un par de horas de su capital Montería, se cumplía un gran encuentro nacional que tenía como objetivo la desmovilización de las AUC. Creo que varias crónicas pueden comenzar con la frase “erase una vez un caserío refundado, génesis de una nueva patria, a quien los estrategas bautizaron Santafé de Ralito”. Era la época cúspide de las negociaciones entre los paramilitares y el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. En ese momento histórico, el máximo comandante de las autodefensas unidas de Colombia, Salvatore Mancuso, expresaba que Colombia no estaba preparada para escuchar toda la verdad.
Dichas voces en el día de hoy, estremecen mis neuronas, porque gota a gota se están conociendo las verdades. Los autores materiales de los delitos están presos, condenados por la ley de Justicia y Paz, sus jefes extraditados en las cárceles de Estados Unidos, pero de los autores intelectuales, apenas se está revelando sus nombres. Sectores de opinión claman la actuación de la Corte Penal Internacional, luego de que en el caso del Palacio de Justica así lo exigieran.
Era el año de 2006, se efectuaba una reunión entre el Alto Comisionado de Paz Luis Carlos Restrepo y el equipo de gobierno que mi persona dirigía como alcalde de Samaniego. La importante reunión con Gobernador de Nariño a bordo, delegados de las Embajadas amigas del proceso de paz, organizaciones internacionales, periodistas y la presencia de la comunidad, tenía como objetivo avalar el Pacto Local de Paz y el desminado humanitario, además de participar de la liberación de dos policías por parte de la guerrilla.
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Corre el año 2012. Un año muy agitado en los procesos político-judiciales. Don Berna, ex comandante paramilitar, expresó que la muerte de Jaime Garzón tiene determinadores intelectuales en el Estado Colombiano. Uribe dice que no hay garantías jurídicas para sus compañeros de gobierno, a quienes les sugiere salir del país. Juan Manuel Santos se desvanece en la falta de contundencia de su estrategia de seguridad por los ataques de la guerrilla. Es Uribe versus Santos.
Inquietan las palabras de Mancuso “no estamos preparados para oír la verdad y toda la verdad”. También hay confusión en el costo que se debe pagar para lograr la paz. ¿Doctor Restrepo, cuál es el costo de la paz? Y el Estado se estremece por su falta de coherencia.
Fuente: Harold Montufar
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