Marina Silva, el empuje de la nueva conciencia ecológica
La postulación de Marina Silva como candidata a la Presidencia de Brasil , con independencia de sus resultados electorales, abre una etapa esperanzadora en la política mundial al presentarse el ecologismo como un nuevo protagonista electoral que invita a una transformación social acorde con la nueva conciencia medioambiental que surge de forma imparable.
Por Rosa Haynes
Marina Silva, que aprendió de Chico Mendes a rebelarse ante las condiciones sociales de las clases humildes brasileñas y ante la expoliación de los recursos naturales, es hoy, por méritos propios, un icono de la coherencia ética y del cuidado del bien común, unos principios que la condujeron a renunciar al Ministerio de Medio Ambiente que desempeñaba en el gobierno de Lula da Silva al impedirle desarrollar su Plan Amazonía Sostenible.
La defensa de su conciencia medioambiental la llevaron a afiliarse al Partido Verde, por el que ahora se presenta a las elecciones presidenciales.
A la candidata verde le queda aún un largo camino por delante hasta el próximo 3 de octubre, día de las elecciones en Brasil. Calificada como idealista por sus adversarios políticos que pensaban que iba sólo a realizar propuestas medioambientales, la ex senadora brasileña ha sorprendido a los partidos mayoritarios al adelantar medidas económicas que conjugan la exención tributaria y la lucha por la sostenibilidad en un área de gran impacto social y ecológico en Brasil, como es el del transporte público, o con su propuesta para que el Gobierno ofrezca incentivos fiscales a las empresas periodísticas y autores de contenidos culturales que ofrezcan libre acceso a su producción cultural en Internet. De esta manera, la candidata ha dado a entender que su campaña se centrará en cuestiones estructurales y en los puntos débiles de la política de Lula.
Marina Silva acusa a sus opositores políticos de cortoplacismo y de falta de generosidad al preocuparles únicamente los resultados electorales y desinteresarse por la construcción de las bases del país para el futuro, mientras que paralelamente espolea a la sociedad civil invitándola a que “pida cuentas cada día a la clase política”. Fiel a su propio historial de integridad, el de Marina Silva es un nuevo discurso sobre la transparencia política, visualizado en su rechazo a disponer de un jefe de imagen para su campaña, y sobre la separación entre el auténtico progreso humano y el pseudo progreso que se identifica con la mera capacidad de consumir más.
Se espera que los apoyos a la ex ministra de Medio Ambiente brasileña se extiendan a las “comunidades de base” y seguidores de Paulo Freire, al movimiento ecologista en su conjunto, a la izquierda del propio Partido de los Trabajadores, a los defensores de los pueblos indígenas y a todos aquellos sectores sociales que buscan alternativas ante el fracaso del dogma teórico del crecimiento infinito en un planeta limitado.
En un país emergente que tiene el mayor bosque tropical y la cuarta parte del agua potable del planeta, que lidera el agronegocio, que tiene una de las mayores tasas de deforestación y al que es obligado oír sobre el cambio climático, la aparición de una mujer indígena y mestiza que opta a la Presidencia del país y cuya vida ha sido un capítulo de coherencia ética y lucha social y medioambiental, es, sin duda alguna, una esperanza que abre nuevos caminos políticos en los inicios del siglo XXI.
A pesar de su imagen frágil, Marina Silva se revela como una luchadora de grandes retos. Su idea de crear un eje con Mockus (el candidato verde que se ha convertido de forma meteórica en el principal adversario del uribismo en Colombia), para crear a partir de esa alianza un “polo verde de izquierda alternativo” en toda América Latina , demuesta que la brasileña tiene grandes planes no sólo para Brasil.
Hay que celebrar la emergencia de esta nueva conciencia planetaria que se conoce ya como la “ola verde”. Con razón citaba Leonardo Boff a Víctor Hugo para referirse a la candidata verde brasileña: «No hay nada más poderoso en el mundo que una idea cuyo tiempo ya llegó».
Rosa Haynes
és Miembro de la Coordinadora Verde
Fuente: ECOTÍCIAS
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