El universo desbocado
Cierro los ojos y me imagino un universo bello, lleno de estrellas brillantes, luceros altivos, luces de mil colores en un fondo negro, mágico, callado, silencioso y a su vez grandioso. Si, una joya intocable pero hermosa a los ojos de cualquier ser vivo que se digne a mirar el universo pintado en el gran mural de la vida.
Por Pedro Pozas Terrados (Nemo)
Pero algo esta pasando. Sus estrellas se comportan de forma extraña, con grandes fogonazos galácticos que irritan la piel de los cuerpos celestes próximos. Las rocas meteóricas cambian de rumbo sin causa aparente, creándose verdaderos caos interplanetarios y estrellándose con otros cuerpos estáticos. Algunos planetas han cambiado de órbita y giran locos buscando una respuesta a tanto desajuste universal. Mientras, los satélites salen fuera de los campos de gravidez y se pierden en una carrera buscando un imán que los atrape de nuevo. Otros, se han estrellado en la superficie de los astros que los retenía, creando si cabe más confusión en el cosmos. Los agujeros negros se han vuelto blancos como la llama de una vela sin fuerza, cerrando sus puertas a la nada. La vía láctea se hunde en el olvido, su camino de milenios, en un momento se destruye y se evapora ante los ojos estupefactos de las constelaciones. Estas, se han cansado de representar las mismas figuras y pintan a su capricho nuevas constelaciones que acaban evaporándose para siempre.
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